Como ya sabéis, tengo bastante «alergia» a todo alimento que lleve el apellido «infantil».
Porque en general los alimentos que se publicitan como «infantiles», ni son alimentos tal y como yo los entiendo (una sustancia ultraprocesada que ha perdido todo el aspecto que suele tener en el mundo natural yo no la llamaría «alimento»), ni tienen ningún valor «añadido», más bien al contrario.
En general son ultraprocesados llenos de azúcares y calorías vacías, eso sí, les añaden vitaminas artificiales para que parezcan más «sanos».
¿Qué tendría que comer un/a niñ@? Una dieta variada, preferiblemente basada en la dieta mediterránea tradicional, con la mayor cantidad posible de alimentos frescos y, en lo posible, de producción ecológica.
¿Y las papillas, y los potitos? Yo soy partidaria del baby led-weaning, es decir, de la alimentación a trocitos, libre de papillas y de potitos. Considero que es la mejor forma de introducir la alimentación complementaria, la más natural, y la que más respeta el apetito del/a niñ@. Y lo digo porque es lo que recomiendan los pediatras y nutricionistas más actualizados, porque es lo que recomiendan los logopedas… y porque es lo que yo he hecho con mi hijo y, si siempre lo he recomendado por sentido común, ahora lo recomiendo con conocimiento de causa.
Quiero compartir con vosotros una publicación que me ha encantado y espero que os ayude a buscar la mejor alimentación para vuestr@s hij@s.
https://justiciaalimentaria.org/sites/default/files/docs/primer_veneno_cas_web.pdf
Un gran abrazo y… ¡buen provecho!!