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Lactancia, pechos que se «caen» y otros mitos estéticos y éticos

Hoy he leído la rabia de una buena amiga porque en su quehacer se ha encontrado una madre que no quiere amamantar a su hija «porque las tetas se caen».
Vaya por delante mi absoluto respeto a la elección de amamantar o no, que sólo puede corresponder a la madre, independientemente de lo que sea «fisiológicamente ideal».
Pero me parece necesario dejar claros dos puntos, dos mitos en relación con la «estética» y la lactancia, que, a la luz de la EVIDENCIA CIENTÍFICA, no deberían ser una excusa para dejar de amamantar.

– Primer punto:
Las tetas se caen. Sí, tiene que ver con la ley de la gravedad, con la alteración del colágeno por la edad, con la relaxina que se produce en el embarazo… PERO EN NINGÚN CASO TIENE QUE VER CON LA LACTANCIA. ¿Tenemos evidencia científica de ésta aseveración? Si, la tenemos:

Un grupo de investigación presentado por ASP (American Society of Plastic Surgeons) indica que amamantar al bebé no provoca ninguna deformación de los pechos. Para el estudio se tomaron los datos de 93 madres que estuvieron embarazadas una o más veces, estas mujeres acudían a la consulta de la ASP para someterse a una cirugía de sus senos.

Un 58% de las madres estuvieron amamantando un promedio de nueve meses a sus hijos e indicaron que sus pechos habían sufrido un cambio, tras comprobaciones exhaustivas sobre la cantidad de bebés que fueron amamantados, la duración y el peso que las madres habían ganado como consecuencia del embarazo, los expertos llegaron a la conclusión de que estos factores no eran determinantes para la caída de los pechos.

Sin embargo, si determinaron algunos factores de riesgo, como por ejemplo un excesivo aumento de peso, la edad de la futura mamá, utilizar una talla de sujetador que no se ajusta a la propia o fumar. Amamantar no hace decaer los pechos, se trata, según indican los especialistas, de un falso mito con el que algunas madres quieren justificar su negativa a proporcionar al bebé la leche materna.
– Segundo punto: 
En el embarazo se engorda. Durante la lactancia, si sigues una dieta desequilibrada y no haces ejercicio, también. Pero si se hace una dieta equilibrada y algo de ejercicio, lo normal es que a partir de los 6 meses de lactancia se empiece a ADELGAZAR, recuperándose la cintura y el peso previo al embarazo más o menos al año de dar a luz.
Por tanto, repito, desde mi total apoyo a la decisión de la mujer, quiero dejarles claro que, si la única razón que tienen para no amamantar a su hijo es estética, yo les aconsejaría replanteárselo.
 La lactancia materna es lo mejor para el niño, pero también es lo mejor para la madre. Disminuye en la madre el riesgo de cáncer de mama, de cáncer uterino y de cuello de útero, disminuye el riesgo de osteoporosis en la menopausia, mejora el sueño y el humor durante el puerperio, previene la depresión postparto… 
Los pechos sirven para dar de mamar, ésa es su función fisiológica y para eso están diseñados.  Por eso la lactancia es beneficiosa para ambas partes, el niño y la madre. Sé que sólo por esta frase ciertas feministas me van a dar para el pelo (http://www.pikaramagazine.com/2011/10/estoy-en-contra-de-la-lactancia-materna/), pero no me importa. Estoy hablando de fisiología, no estoy hablando de derechos, ni de conquistas sociales, ni del derecho o no de la mujer a seguir trabajando cuando tiene un hijo. Creo firmemente en el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, antes, durante, y después de tener un hijo, pero creo también firmemente en la responsabilidad que asumimos cuando nos quedamos embarazadas y decidimos seguir adelante con el embarazo. Y esa responsabilidad pasa por informarse, y por tomar una decisión informada y no mediatizada por mitos absurdos como el de que los pechos se caen, somos menos atractivas para nuestros maridos, o el mito de que es «imposible» compatibilizar una lactancia con el desarrollo profesional. En éstos momentos, tengo la suficiente experiencia de madres que han compatibilizado perfectamente su deseo de amamantar con su deseo de ser trabajadoras e incluso de ascender en su trabajo. Claro, para hacer ésto han necesitado un apoyo total tanto de sus jefes como de sus compañeros. He de decir que la mayoría me cuentan que es más fácil hablarlo con jefes varones que con jefes mujeres, y mucho más fácil hablarlo con los jefes que con las propias compañeras mujeres. De sus compañeras mujeres han tenido que soportar «pullas» como, «Hija, otra vez con el sacaleches, qué esclava, yo le daba un biberón y me olvidaba» (curiosamente estos comentarios suelen venir de personas que no pueden pasar sin su «cigarrito»… pero claro, eso no es esclavitud sino libertad, ¿no?). De sus compañeras mujeres han tenido que aguantar que, tras pedirse una excedencia, les digan: «Qué exagerada, un año entero con el niño, ¡habrás tenido tiempo para hartarte de él!», o lindezas como «El que fue a Sevilla perdió su silla, ahora yo hago tu trabajo, eso te pasa por pedirte la excedencia, si hubieras hecho como yo y te hubieras incorporado a los 4 meses no te habría pasado».
Me encantaría que las feministas que están «en contra de la lactancia» también se manifestaran claramente en contra de estas actitudes. Se dice que hay un «lobby prolactancia» que es «antifeminista». No niego que mucha gente identifica la lactancia con el famoso «la mujer en casa con la pata quebrada», pero creo que, por desgracia, sigue siendo necesario hacer campaña a favor de la lactancia materna. Y una campaña clara, visible, quizá incluso agresiva, aunque pueda molestar. Porque las campañas a favor de la lactancia artificial son agresivas, engañosas, van directas al corazón  y no tienen ningún reparo en engañar, alterar los números, normalizar lo que debería ser excepcional…(Para muestra, un botón, el último anuncio de Nestlé, publicado en el boletín de la Asociación Española de Pediatría, con todo lo que ha originado, os copio un enlace en el que se puede firmar para que se retire: http://www.mentelibre.es/?p=2231). 
Ojalá poco a poco cada vez más madres y más niños puedan disfrutar de ese regalo de la naturaleza, sin presiones estéticas ni sociales, y sin que se considere algo que deba ser ocultado. Como médico de familia tengo que recomendarlo porque es una cuestión de salud, como persona lo recomiendo porque me parece realmente empoderante el poder alimentar a un hijo con el propio cuerpo, sin depender de la industria farmacéutica ni de lo que yo llamo «los fabricantes de leche», como mujer lo recomiendo porque es una forma más de vivir mi sexualidad. Creo que si tuviéramos más información, más apoyo de los profesionales sanitarios y de las instituciones, una baja maternal más larga, y unos partos más respetados, la lactancia materna sería la norma, no la excepción. Por este sueño, lucho cada día. 
Gracias por leerme, y un abrazo a todas esas madres que, deseándolo, no han podido encontrar ni la información, ni el apoyo, ni la serenidad suficiente para conseguir su deseo de amamantar. Para ellas, éste enlace: http://www.sermamas.es/etapas/lactancia/por-mi-culpa/

5 comentarios en “Lactancia, pechos que se «caen» y otros mitos estéticos y éticos”

  1. me ha parecido maravilloso,enhorabuena por toda la realidad que describes…yo acabo de comenzar a trabajar, y lo hago durante 24 horas seguidas, pero haya que voy con mi sacaleche y cuando resoplan cuando lo comento, me siento aún con mas fuerza para poder seguir con mi lactancia,es una experiencia única que solo lo entiendes cuando lo haces….ojala y pueda seguir,mi chica ha hecho meses…

  2. Muchísimo ánimo, J.mari, sé lo difícil que es ser madre trabajadora y lactante. Me entristece que las cosas estén así, pero me alegra que tu chica de 5 meses siga disfrutando de su teta, ¡y tú también! ¡¡Abrazos enormes para las dos!!

  3. Precioso! Me he emocionado. Yo estoy de excedencia y asi seguiré mientras mi marido y yo podamos permitirnoslo económicamente. Siempre me imaginé siendo una gran profesional con una carrera larga y volcada eni trabajo, ya he fundado mi mejor empresa, mi familia y cuidar de mi hijo es el trabajo más gustoso que he realizado nunca y el mejor remunerado, sus mimos valen más que el oro!!

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