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Mitos varios sobre la crianza con apego

Es frecuente que los padres y madres que han escogido este tipo de crianza escuchen consejos controvertidos de todo el mundo: Abuelos, vecinos, gente que «pasaba por allí», enfermeros/as, pediatras… Me gustaría hacer una recopilación de los mitos más frecuentes que podéis escuchar, tanto de profesionales sanitarios como de «opinólogos» profesionales, para que tengáis respuestas basadas en la evidencia científica:

Mito 1: El porteo es malo para las caderas, o para la evolución de la espalda (ya sea del bebé o del papá/mamá que portea):
 A ver, los cochecitos de niño se inventaron en el siglo XIX, hasta entonces, y actualmente en la mayoría de las sociedades del mundo (excepto en las que nos llamamos «civilizadas»), los niños van pegados al cuerpo de sus madres, como cualquier cría de primate. El porteo permite un adecuado desarrollo de las caderas, de la espalda, y está recomendado por el colegio de fisioterapeutas precisamente por esas causas. Podéis comprobarlo en este reciente artículo de El Mundo: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/09/11/noticias/1378912374.html

Mito 2: El colecho o la cohabitación son malos para los niños, les producen traumas psicológicos y les roban intimidad a los padres, provocando problemas sexuales en la pareja:
Este mito es más fácil de desmontar, sobre todo porque la mayor parte de las culturas del mundo, incluida la occidental hasta los años 50 del pasado siglo, han colechado y colechan, o por lo menos cohabitan. Los primates sociales estamos programados para dormir acompañados. Honestamente, yo duermo mejor con mi marido que sin él, y comprendo perfectamente por qué los niños duermen mejor con sus padres o hermanos que solos. Llega un momento en la evolución de todo niño, en el que él o ella misma pide ir a su propia habitación. Generalmente no va más allá de los 5 años, antes si desde el principio se ha permitido al niño dormir en la habitación de los padres y no se le ha intentado «educar» el sueño. El trauma surge sobre todo de que el niño no se sienta seguro, o de que los padres hayan utilizado el colecho como último recurso ante un niño que no había manera de que durmiese, y le reprochan cada vez que pueden la situación. La mejor manera de que un niño duerma bien y tranquilo es que los adultos que lo rodean le proporcionen seguridad y apoyo, tanto de día como de noche, cuanto más respondas a los temores de tu hijo por la noche, cuanto más le acompañes, menos problemas tendrá para dormir solito… pero el sueño es un proceso que tiene su tiempo y su evolución.
Si tienes problemas sexuales porque el niño duerma en la cama o en la habitación, sinceramente sólo veo dos opciones: O estás usando al niño para no tener intimidad sexual con tu pareja (es decir, hay un problema de pareja, no le echemos la culpa al niño), o sois una pareja con muy poquita imaginación (¿sexo sólamente de noche, sólamente en la cama, y sólamente a las horas a las que duerme el niño???)
 Para dudas o consultas sobre el sueño infantil, y para encontrar la mejor referencia científica, os aconsejo esta página: http://lacienciadelsuenoinfantil.blogspot.com.es/

Mito 3: Al niño hay que ponerle rutinas desde bien pequeño: Lactancia con horarios, horarios para siestas y para la noche, rutinas de baños y masajes antes de acostarlo, son fundamentales para que el niño aprenda cuándo toca comer, cuándo toca dormir y «aportarle seguridad»:
Otro mito que lo que denota es la falta total de conocimientos de neuroanatomía y fisiología del cerebro infantil. Simplemente, los niños NO TIENEN las estructuras cerebrales necesarias para reconocer rutinas ni para recordarlas de un día para otro. Tienen una memoria emocional, es cierto que si todos los días vamos disminuyendo los estímulos poco a poco, apagamos la tele una hora antes de que el niño se vaya a dormir, hacemos un masaje suave, o disminuimos la actividad, el  niño probablemente dormirá mejor. Pero si un día no hacemos esa rutina porque estamos con amigos o de vacaciones NO PASA NADA, sabemos que el niño va a tardar más en dormirse (y nosotros también), ¿cuál es el problema? Con respecto a estos temas de rutinas varias, os aconsejo consultar el libro «La crianza feliz» de Rosa Jové, donde explica por qué las rutinas no sirven para lo que nos cuentan.
Con respecto a la lactancia con horarios, no conozco mejor modo de cargarse una lactancia, disminuir la producción de leche y tener que recurrir a la lactancia artificial, probablemente por ello a todos los médicos y enfermeras se nos ha machacado durante la carrera con los dichosos horarios (¿no sabéis que la formación en lactancia de los médicos españoles está en buena parte en manos de Blemil, Nestlé, y demás marcas productoras de leche? Pues ya lo sabéis). NO ES VERDAD. La lactancia tiene que ser A DEMANDA, y a demanda significa CUANDO, COMO Y CUANTO EL BEBÉ QUIERA EN ESE MOMENTO. Para información veraz sobre lactancia: http://www.laligadelaleche.es/

Mito 4: Si se coge mucho al niño se le «acostumbra» a los brazos. Al niño hay que dejarle llorar de vez en cuando sin cogerle, para que se «acostumbre» a calmarse solo.
De nuevo, un mito que considera a los niños pequeños adultos. El cerebro del bebé tiene dos ordenes claras: Con un adulto, con alguien que nos coja y esté a nuestro lado, estamos seguros. Cuando estamos en un sitio duro, sin ruido y frío, hay un riesgo real de muerte y hay que llorar. Nuestros niños tienen cerebros de cavernícolas, y para los cavernícolas los sitios duros, frescos y sin ruido eran el suelo o la piedra, y un bebé solo, sobre el suelo o sobre una piedra, era pasto de los leones o las hienas en muy poco tiempo. El mecanismo para conseguir que la mamá cavernícola cogiera al bebé era el llanto (por eso el llanto de un niño es un sonido tan insoportable que nos obliga a acercarnos, sea o no hijo nuestro el bebé que llora). Un bebé nace «acostumbrado» a estar bien achuchadito (por las paredes uterinas), en un sitio calentito (como el regazo materno), ruidoso (los intestinos, el latido del corazón, las tripas) y oscuro. Cuando sale del útero espera un tiempo de adaptación en un entorno similar… los brazos de mamá, papá, la abuela… No se preocupen, llega un tiempo en el que ningún niño desea que le cojan en brazos (a los 15-16 meses ya empiezan a rechazar que se les coja y quieren caminar solitos)… de hecho llegará el tiempo en el que su hijo o hija no le permitirá ni un beso en la mejilla (al menos no en público, y menos en la puerta del colegio).
Para dejar claro qué necesita un niño recién nacido, os recomiendo el precioso documental de Nils Bergmann: http://www.youtube.com/watch?v=hDOpnCPoBg0
De verdad, deseo que esta entrada os ayude a olvidaros de los mitos y amenazas de todos los «opinadores», y os ayude a disfrutar de esta preciosa etapa de vuestra vida: La maternidad y paternidad. ¡Un abrazo!

10 comentarios en “Mitos varios sobre la crianza con apego”

  1. Muchas gracias Teresa por tu blog. ¡Me encanta! Me gustaría saber hasta cuándo recomiendas la lactancia. Varios profesores me han comentado que no es recomendable la lactacia después de los 2 años porque afecta a su forma de jugar y por otros motivos psicológicos. Me encantaría saber tu opinión. gracias!

  2. Gracias a tí, me alegra que te guste!!
    A ver, la lactancia es un acto de amor y de contacto. ¿Hasta cuándo? Mientras el niño y la madre se sientan cómodos, contentos, tranquilos, y llenos de amor. ¿La lactancia afecta a la forma de jugar? ¿Por qué y cómo lo hace? Porque el niño se acerca a la teta y a su madre cuando lo necesita, si está entretenido jugando, no se acuerda de mamar (de hecho muchas madres cuando quieren destetar, cambian tomas de teta por tiempo de juego). ¿Qué otros motivos psicológicos hay para retirarle el pecho a un niño a partir de los dos años? Hace tiempo que sabemos que el tiempo de amamantamiento de la especie humana va desde los 2 hasta los 5 años, siempre que dejemos elegir a los niños. Habrá niños que se desteten antes, niños que se desteten después. Habrá madres que estén cansadas antes, y otras que lloren amargamente cuando su hijo de 6 años ya no quiera teta… Al final es algo de dos, y tiene que ver con cómo nos sentimos nosotras y cómo se sienten nuestros hijos. No creo que haya una "edad ideal" para destetar, igual que no la hay para quitar el pañal, retirar el chupete, etc, etc, etc. ¡No sé si te ayudo o te lío más!! Un abrazo!!

  3. Muchas gracias Teresa por tu respuesta. ¡Me ha encantado! Mi pequeña de dos años y medio está feliz mamando…y yo de darle el pecho si es bueno para ella. Pero me surgen dudas, cuando veo que mi hija, en algunas comidas, no quiere comer nada sólido pero si pecho. Me ocurre muchas veces que le digo…"tienes que comer un poco de verdura como tu hermano antes de tomar el segundo plato" (que le encanta)…y entonces me dice, quiero teta…me mantengo firme en no darle el segundo plato porque no ha comido la verdura…pero le doy el pecho! Entonce me pregunto si la estoy malcriando.

  4. Sigue tu instinto. Si sientes que tendría que comer algo más, le puedes decir que la tetita también es comida, y que se la das después de probar algo nuevo. En general a los niños no les gusta mucho la verdura, necesitan cosas más calóricas y fáciles de digerir, pero se la puedes mezclar con otras cosas para que acaben comiendo. En tema recetas, yo te recomendaría pasarte por la web de Baby led weaning, que tienen cosas estupendas!! http://www.babyledweaning.es/
    ¡Un abrazo!

  5. Me alegro muchísimo, Vero!! Es importante comprender, a la hora de hablar con las abuelas (sobre todo cuando son suegras), que a ellas los expertos les avisaron del "peligro" de tener a los niños en brazos demasiado tiempo, del "peligro" de malcriar, y del "peligro" de dejar que el niño "se saliera con la suya". Comprendamos que sus comentarios y su dificultad para aceptar que hay otra manera de criar, provienen del miedo a ese supuesto peligro del que le hablaron los expertos de su época… y de la frustración que llevan con ellas (todas, seguro, pasaron horas y horas mordiéndose las uñas porque su niño/a lloraba y los expertos decían que no era bueno cogerlo/a). Espero que este artículo os ayude a hablar con las personas que no estén de acuerdo con vuestra manera de criar, desde la seguridad de que estáis haciendo lo correcto, pero también desde el respeto y la serenidad, desde la comprensión del otro y de sus circunstancias. ¡Un abrazo!

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