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¿Problemas con la fecundación? Algunas intervenciones «caseras» que pueden mejorar la fertilidad.

Un amigo me decía que, la misma angustia que había pasado para “no dejar embarazada” a su novia, la estaba sufriendo ahora, porque no conseguía “dejar embarazada” a su mujer.
Y es que en este mundo parece que sabemos mucho más sobre anticoncepción que sobre concepción. Sabemos más sobre cómo evitar la vida que sobre cómo propiciarla, acogerla, amarla.
 No tengo datos científicos que lo corroboren, pero estoy convencida de que nuestra alergia a las responsabilidades y a los compromisos, tiene que ver con los problemas de fertilidad que sufrimos actualmente. Por no contar la mala alimentación, el tabaco, las millones de agresiones químicas que sufrimos cada día, la contaminación, y un largo etcétera.
Como decía en el post previo, considero que el primer trabajo a realizar para tener un hijo, es CONCEBIRLO, es decir, pensarlo, desearlo, imaginarlo… y plantearnos cómo será tenerlo en brazos, qué nos va a exigir, qué nos va a cambiar en la vida. Me parece imprescindible que los padres tengan una red de apoyo. Yo suelo decirles a los padres primerizos que durante los 4 primeros meses, el que vaya a verles a casa tiene que ir con el “tupper”… o con el delantal. Tener un hijo es algo maravilloso, pero implica una atención constante, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año (366 los años bisiestos). Y hay que estar dispuestos para dar esa atención de la manera que el niño la necesite.
Me parece también fundamental ponerse de acuerdo previamente en qué idea tenemos de la crianza, cómo deseamos criar a nuestro hijo, qué nos parece imprescindible y qué es secundario. Desde mi punto de vista, como pediatra, considero que para un niño es imprescindible el contacto humano, la caricia amorosa, en definitiva, los “brazos”. Sí, tenemos que estar dispuestos a tenerlos en brazos todo lo que los niños necesiten… y muchos niños necesitan estar en brazos todo el día, sobre todo los primeros meses. Pero como decían en La Historia Interminable, esto es una larga historia que será contada en otra ocasión.
Cuando nos tomamos el tiempo de concebir a nuestro futuro hijo, podemos empezar a cuidarnos y hacer pequeños (o grandes) cambios en nuestro estilo de vida que favorecen la fecundación, y además proporcionarán un hogar más saludable para el ser que está por venir.
Primer cambio: Si somos fumadores/as, DEJAR DE FUMAR. Está demostrado que el tabaquismo es una de las principales causas de alteraciones en la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres fumadoras tardan una media de año y medio/dos años más en quedarse embarazadas que las mujeres no fumadoras.
Segundo cambio: Mejorar la alimentación.  
Es aconsejable aumentar la ingesta de fruta y verdura, y reducir en lo posible la de carne y pescado (no más de 3 platos de carne a la semana, ni más de 4 de pescado). Se evitarán embutidos, productos precocinados, bebidas gaseosas y azúcares refinados, sobre todo la bollería industrial. Es preferible tomar cereales integrales (ideal si fueran ecológicos), tanto en pan como en pasta o arroz. La ingesta de agua debería de ser al menos de 1 litro y medio al día (2 litros en verano). Es aconsejable disminuir el consumo de bebidas excitantes (café, chocolate…)
 Las grasas saturadas, el exceso de proteínas animales y la falta de fruta y verdura no sólo provocan cáncer (el último estudio realizado sobre factores de riesgo de cáncer ha demostrado que la escasa ingesta de fruta y verdura se relaciona con el cáncer tanto en hombres como en mujeres, en el caso de los hombres sólo superado por el tabaco), también provocan sobrepeso… y con él, una disminución de la fertilidad.
Se ha demostrado que una mujer con un índice de masa corporal por encima de 25 tarda más en quedarse embarazada y tiene el doble de riesgo de aborto que una mujer con un peso corporal normal. El índice de masa corporal que menos riesgos tiene para la salud (y mejores resultados de fertilidad) está entre 20 y 25. Es decir, a las mujeres excesivamente delgadas, también les cuesta quedarse embarazadas.

Nota: El índice de masa corporal (IMC) es una medida de asociación entre el peso y la talla de un individuo ideada por el estadístico belga L. A. J. Quetelet, por lo que también se conoce como índice de Quetelet. Se calcula según la expresión matemática:

IMC = peso(kg)/estatura(cm)2
Tercer cambio: Procuremos evitar o disminuir en lo posible los productos químicos abrasivos, el contacto con pegamentos y plásticos (tienen sustancias que actúan como estrógenos suaves y pueden inhibir o alterar la ovulación). Es aconsejable pasear por el campo, empaparnos de naturaleza y huir de ambientes industriales. Si vivimos toda la semana en la ciudad, aprovechemos el fin de semana para pasear por el campo, disfrutar del sol, del aire puro…
Cuarto cambio: DESCANSAR, relajaos, bajad un poco el ritmo. Hablad más, disfrutad más el uno del otro. Dedicaos a la CONCEPCIÓN de vuestro hijo en cuerpo y alma. (Sí, claro, a la fecundación también. Por cierto, para los chicos, cuando la mujer tiene buenos orgasmos, su fertilidad también aumenta)
Comprendo que estoy hablando de cambios muy radicales. Es difícil renunciar a un estilo de vida, a la vida ciudadana, estresada y “multitarea” a la que estamos acostumbrados… Pero no es una vida saludable, ni para nosotros ni para nuestro futuro hijo.
Si tenéis problemas de fertilidad y queréis hacer una intervención natural antes de probar la fecundación “in vitro” ( O si la “in Vitro” no funcionó y os apetece probar otra cosa), voy a hacerle publicidad a una de las profes del curso de doula: Su nombre es Virginia Ruipérez, es enfermera y miembro de la sociedad europea de medicina naturista clásica, y especialista en fecundidad: Su teléfono: 645621089.
      e-mail: virginia@shantivir.org.
        Web: www.shantivir.org.
Hasta pronto!

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