Hoy comparto con vosotras el excelente artículo de Claudia Pariente, Fair Play en Pediatría. Y siento vergüenza porque cada una de las palabras que dice son verdad. Porque las sociedades supuestamente científicas a menudo están vendidas a la industria (la láctea, la farmacéutica… ¡hasta la ortopédica, por Dios!). Y sé que yo soy de los profesionales que no se venden (al menos conscientemente), que buscan la evidencia científica allí donde haya que hacerlo, que buscan otra manera de hacer las cosas… Y sé que cada vez somos más, y mejores, y que nos apoyamos unos a otros, que nos mandamos actualizaciones, que cuando descubrimos un nuevo protocolo, un nuevo estudio, una nueva aplicación… pues nos la mandamos, la compartimos, la expandimos…. Pero lo que dice una mamá en los comentarios es verdad: Ninguna madre debería saber más que su pediatra. Ninguna madre debería tener que discutir lo que hace con su hijo (sobre todo cuando lo que hace con su hijo cumple los criterios de la OMS!!). Sé que poco a poco los profesionales que no nos vendemos iremos a más, sé que es una lucha que se gana desde dentro… pero creedme que a veces desgasta!! Un abrazo, y espero que os guste!!
Fair play en pediatría
Las madres no pedimos mucho cuando vamos al pediatra.
Un trato educado es lo básico. Pero un mínimo de actualización y evidencia detrás de cada consejo, también se agradece.
Muchas madres me preguntan por qué los pediatras dan consejos tan desafortunados si existe un montón de información en Internet, en su propia página web, que es fácil de leer y difundir en las consultas de pediatría. Por qué se sigue diciendo que los bebés deben «descansar» entre toma y toma un mínimo de 2-3 horas, que deben mamar 10 minutos de cada pecho. Por qué se les da tablas como ESTA a las madres, y de forma tan vergonzosa el sello de la AEP (Asociación Española de Pediatría) comparte esquina con el logo de una famosa industria láctea.
Me preguntan por qué acaba de salir un documento que – a pesar de que existe evidencia suficiente para debatir sobre el tema- vuelve a señalar el colecho como posible causa de muerte súbita… Cientos de preguntas que nos hacemos a diario a las madres y nos hacen visitar desconfiadas a los médicos de nuestros hijos, a cambiar una y otra vez de facultativo porque NO NOS PODEMOS CREER, que el pediatra tenga las cosas menos claras que una sencilla mamá.
Es verdad que no todas las madres están atentas a la información científica que la propia página web de la AEP difunde. Es cierto que no todas las madres buscamos datos en profundidad y que muchas confiamos y empezamos a dar fórmulas de ayuda y papillas con 4 meses porque así nos lo han indicado. Confiamo. Creemos. Y es que, la normalidad debería ser poder asistir con confianza al pediatra, sin hacernos un máster en salud-infantil. Seguir las indicaciones del pediatra debería ser lo habitual, pero también debería serlo que el pediatra nos ofrezca unas indicaciones en línea con las buenas prácticas.
Es cierto también que muchas madres abusamos de los servicios de la seguridad social y que las consultas están abarrotadas de emergencias que no lo son, de casos que no requieren otra cosa de descanso y sopita de pollo, de niños que podrían curarse solo con mimos y estar en casa. Aunque ese es otro tema del que hablaré en otro post, -desempoderar a las madres tiene estas consecuencias entre otras- entiendo perfectamente la situación de un médico que no tiene más de 5 minutos para «atender» al niño que viene. ¿¿¿Qué se puede hacer en 5 minutos??? por mucha buena voluntad que tenga, por muchas horas que pase leyendo sobre las nuevas prácticas, por mucho que intente cumplir con su juramento hipocrático: Es imposible hacerlo con calidad. Y aunque hay pediatras maravillosos y gente que día a día se juega su puesto ignorando a la industria, el común de los profesionales prefiere mirar hacia otro lado.
Pero no hablemos de los casos particulares, sino de la Sociedad que los acoge. Las madres no podemos dejar de observar que algo raro pasa en la AEP. Las madres no somos tontas. Nos damos cuenta de que repartir a TODAS las madres un papelito con consejos nutricionales donde se indica un YOGUR específico de una marca específica, no es casual. Que cuando nos dicen que tome CEREALES (de caja; no arroz o sopita de pasta) y nos citan una a una las marcas que podemos comprar, incluso antes de los 6 y 5 meses, no es coincidencia. Que cada vez que nos dicen que a nuestro bebé se le pasarán los «cólicos» si le damos el tarrito X -azúcar + manzanilla en polvo- algo raro está pasando.
Recientemente me llegó una nota de prensa que me pareció escandalosa. FENIL, la Federación Nacional de Industrias Lácteas, de forma clara y contundente nos informaba a los periodistas que el consumo de lácteos estaba bajando drásticamente en las familias y que de alguna forma tenían que volver a reforzar la creencia de que los lácteos eran imprescindibles y buenos. Y que para ello, era vital dirigir su campaña a los pediatras para que estos a su vez, actúen como parte importante de su técnica de ventas. Por ello, patrocinaban el Congreso Extraordinario de Pediatría.
¿¿¿Asqueroso??? ¿ Inmoral? ¿de Vergüenza?
Buscando cómo es posible que una industria sea tan cara dura y una sociedad científica permita semejante barbaridad y acepte sin ningún inconveniente venderse, vender su ética y ofrecer así información sesgada y manipulada, me metí en la web del Congreso y encontré esta joya. No falta ninguno. Ahí tenéis las respuestas.
Escribí éste artículo para un concurso del blog de la SEMFyC (Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria). Tras un mes de correcciones al final
Reproduzco aquí un escrito de mi admirada Mireia Girbés, con la que coincido completamente: «Nunca le voy a quitar importancia al deseo de convertirse en
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