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Lactarás con placer

Comprendo que para todas las que habéis tenido problemas con la lactancia, este título os sonará a chino, si es que no os parece una tomadura de pelo, pero dejadme que os lo explique.
Fisiológicamente, lo que la Naturaleza ha preparado tanto para el bebé como para la mamá es una lactancia PLACENTERA. Bastante lógico, ya que de ella dependía hasta hace menos de 100 años la supervivencia de la especie.
¿Por qué sabemos que la Naturaleza nos prepara para lactar con placer? Vayamos por partes:

1.- Los pezones son una de las zonas de la piel más sensibles, conectados de manera casi directa con el cerebro: la succión, e incluso simplemente la estimulación de los mismos, es capaz de desencadenar una cascada de oxitocina y con ella, un orgasmo.

2.- La zona oral del bebé es la más desarrollada sensorialmente en el recién nacido. Realizar movimientos de succión en sí mismo es algo placentero y calmante para el bebé (por eso funcionan los chupetes, por este mecanismo «chupo/me calmo», que estaba preparado para el pezón, pero a falta de pezón, el bebé se conforma con el chupete).

3.- Cuando la lactancia es exitosa, el placer tanto de madre como de bebé es algo evidente, y cuando no hay filtros sociales o la madre se siente segura, no es raro escuchar historias de orgasmos durante la toma, tanto en la madre como en el bebé (apuntar que yo he tenido que tranquilizar a alguna madre que pensaba que su bebé tenía epilepsia durante las tomas… y no, es que el orgasmo provoca a veces unos movimientos en el bebé que pueden confundirse con una pequeña crisis epiléptica, así que si tu bebé «tiembla» durante las tomas, consulta, pero es probable que simplemente lo esté disfrutando, como es natural y como debería ser).

Entonces… ¿qué hacemos mal? ¿Por qué algo que debería ser placentero se convierte en una tortura para tantas mujeres?

Y ahora vienen mis hipótesis de por qué ocurre esto. Advierto que son mis hipótesis porque no tengo estudios que las avalen, pero somos un@s cuant@s los que pensamos así:
Para mí, la clave principal es nuestra educación patriarcal-judeo-cristiana, que demoniza cualquier placer, y en especial el placer femenino. Si durante años el mandato ha sido que nos acostáramos con nuestros maridos para procrear pero intentando no sentir placer, lo de sentir placer amamantando debía ser como doble o triple pecado, porque encima estaríamos «pervirtiendo» a nuestra criatura… Vamos, que incluso ahora hablar del placer del amamantamiento provoca, en el mejor de los casos, que la cara se nos ponga como un tomate, en el peor, un profundo sentimiento de culpabilidad e inadecuación.
En segundo lugar, las interferencias en el encuentro entre madres y bebés, la separación absurda en cuanto se da a luz «para bañar» al bebé, para «asegurarse de que está todo bien», para «que la madre descanse» (esta falacia me la creía hasta que fui madre… no me imagino qué madre recién parida puede descansar sin tener a su bebé cerca, a menos que esté tan agotada que no sea capaz de tenerse en pie… y en cuanto nos despertamos, yo creo que todas lo primero que hacemos es buscar a nuestr@
bebé). Cuando al bebé se le separa de la madre, todo lo que estaba preparado para hacer (trepar por el cuerpo de su madre, buscar el pezón, engancharse…), se pierde en un llanto de dolor y angustia… Cuando por fin se reencuentran, la criatura suele estar tan agotada que no se engancha, o se engancha mal. Y ahí empiezan los problemas, las primeras grietas, la succión ineficaz que hace que el bebé pierda peso o no gane lo suficiente…
En tercer lugar, los nefastos consejos de much@s profesionales sanitarios que persisten en recomendar prácticas obsoletas. La más dañina para mí: dar de mamar cada 3 horas… o «a demanda», pero si te pide antes de dos horas es que tu leche no sirve… que viene a ser la misma recomendación pero con la coletilla de «a demanda»… Me pregunto por qué much@s profesionales sanitarios son incapaces de comprender que las palabras «a demanda» significan exactamente eso, CUANDO EL BEBÉ DEMANDA, sea cada dos horas, sea cada dos minutos.
¿Qué pasa cuando obligamos a un bebé a esperar dos o tres horas? El bebé llora. En algunos casos, se AGOTA LLORANDO, y cuando por fin la pobre madre que ha aguantado tres horas, porque es lo que le han dicho que haga, la criatura no se engancha. O se engancha tan mal, con tanta ansidedad, que le hace daño. Nunca me cansaré de repetirlo EL LLANTO ES UN SIGNO TARDÍO DE HAMBRE. Lo ideal es dar de mamar ANTES DE QUE EL BEBÉ TENGA QUE LLORAR.
Ofrecer el pecho ante cualquier signo de búsqueda que tenga el bebé es la mejor manera de evitar que se angustie, y la mejor manera de que el enganche se produzca adecuadamente.

Tras casi cuatro años de lactancia placentera, mi hijo se está destetando espontáneamente. Él no ha llorado por el destete, lo está haciendo de manera natural, ya no me pide, y yo no le ofrezco (vale, lo confieso, alguna vez sí le ofrezco, porque la que lo está pasando regular soy yo…). He disfrutado intensamente cada toma, me he sentido poderosa porque sólo con mis tetas podía alimentar, calmar y conectarme con mi bebé de una manera que no habría creído posible.
Sí, estamos preparadas para dar de mamar de una manera placentera. Sólo necesitamos que se respete la fisiología del parto y de la lactancia, y que no se separe a las criaturas de sus madres (y cuando sea absolutamente necesaria esa separación, que se asegure que sea lo más corta posible y que se vuelva a la fisiología lo antes posible). Cuando REALMENTE hay un problema (un frenillo corto, una hipotonía que no permite una succión eficaz, labios leporinos con paladar hendido, pezones invertidos, hipogalactia por problemas médicos…) es cuando las asesoras de lactancia y los profesionales sanitarios deberíamos intervenir. Para conseguir lo que la Naturaleza nos ha preparado desde que los mamíferos aparecimos sobre la faz de la tierra, un amamantamiento placentero que dure hasta que la madre o la cría así lo decidan.

¡¡¡¡FELIZ Y PLACENTERA SEMANA DE LA LACTANCIA MATERNA!!!

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